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domingo, 11 de agosto de 2013

Sabiduría del Tao

VERSÍCULO 43

La más blanda de las cosas
vence a la más dura de todas.
Lo que no tiene sustancia cabe allí donde no hay espacio.
Por eso conozco el valor de la no acción

Enseñar sin palabras,
actuar sin acciones, pocos en el mundo pueden hacerlo.
Eso es lo que hacen los maestros.
Muy pocos son los que obtienen
reconocimiento por parte de este mundo.



Wayne W. Dyer
Vive la Sabiduría del Tao
Debolsillo Clave

Camino con Corazón

Yo digo que es inútil desperdiciar la vida en un solo camino, sobre todo si ese camino no tiene corazón.
- Pero, ¿cómo sabe usted cuándo no tiene corazón un camino, don Juan?
- Antes de embarcarte en cualquier camino tienes que hacer la pregunta: ¿tiene corazón este camino? Si la respuesta es no, tú mismo lo sabrás, y deberás entonces escoger otro camino.    
- ¿Pero cómo sé de seguro si un camino tiene corazón o no?
- Cualquiera puede saber eso. El problema es que nadie hace la pregunta, y cuando uno por fin se da cuenta de que ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a punto de matarlo. En esas circunstancias muy pocos hombres pueden parar a considerar, y más pocos aún pueden dejar el camino.
- ¿Cómo debo proceder para hacer la pregunta apropiada, don Juan?
- Pregunta nada más
- Lo que quiero decir es si hay un método indicado para que yo no me mienta a mí mismo y crea que la respuesta es sí cuando en realidad es no
- ¿Por qué habrías de mentir?
-Tal vez porque en el momento el camino es agradable y me gusta
- Esas son tonterías. Un camino sin corazón nunca es disfrutable. Hay que trabajar duro tan solo para tomarlo. En cambio, un camino con corazón es fácil: no te hace trabajar por tomarle gusto.


Carlos Castaneda
Las Enseñanzas de Don Juan
Fondo de Cultura Económica

miércoles, 7 de agosto de 2013

El Ta-Hio o la Gran Ciencia

1. Los objetivos básicos de la Gran Ciencia o filosofía práctica consisten en el cultivo de la naturaleza racional que todo hombre recibe del cielo, en la educación y renovación de los pueblos, y en la búsqueda del bien supremo o fin último al que debemos dirigir nuestras acciones para alcanzar la perfección.

2. Ante todo es preciso conocer el fin hacia el que debemos dirigir nuestras acciones, es necesario descubrir nuestro destino, para poder tomar la firme determinación de dirigirnos hacia él.Una vez tomada esta determinación, nuestro espíritu se verá libre de toda vacilación e inquietud. En cuanto se haya consolidado esta serenidad y tranquilidad de espíritu gozaremos de una profunda paz interior que ningún acontecimiento podrá alterar. Cuando gocemos de esta paz inalterable, estaremos en condiciones para meditar y para penetrar en la esencia de todas las cosas, habremos alcanzado el estado de perfección que nos habíamos propuesto.

3. Todos los seres de la naturaleza tienen una causa y producen efectos; todas las acciones humanas se fundan en unos motivos y dan lugar a unas consecuencias. El conocimiento de las causas y de los efectos, de los motivos y de las consecuencias, constituyen la raíz del método racional con el que se alcanza la perfección.

    
4. Los antiguos príncipes, que pretendían educar y renovar a todos los pueblos, se esforzaban primero en gobernar con rectitud sus propios reinos. Para gobernar rectamente sus reinos, se aplicaban ante todo en ordenar bien a sus familias. Para ordenar bien a sus familias, procuraban previamente a sí mismos. Para corregirse a sí mismos, ponían un especial cuidado en adornar su alma de todas las virtudes, se esforzaban en conseguir la rectitud y sinceridad de todas sus intenciones. Para lograr que sus intenciones fueran rectas y sinceras, se entregaban con ardor al perfeccionamiento de sus conocimientos morales. Y el máximo perfeccionamiento de los conocimientos morales consiste en penetrar y descubrir los móviles de las acciones.

5. Si alcanzamos un conocimiento claro y profundo de los móviles de las acciones, obtenemos con ello la máxima perfección de nuestros conocimientos morales. Cuando se alcanza la máxima perfección de los conocimientos morales, inmediatamente todas las cosas son rectas y sinceras. Si las intenciones son rectas y sinceras, el alma queda adornada con todas las virtudes. Las virtudes del alma mejorarán y corregirán todo nuestro ser. Si alcanzamos nuestra perfección personal, quedará establecido el orden en nuestra familia. Si la familia está en orden, el reino será rectamente gobernado. Y cuando todos los reinos son bien gobernados, el mundo entero goza de paz y armonía, siendo renovados y educados todos los pueblos.

6. Desde el hombre más noble al más humilde, todos tienen el deber de mejorar y corregir su propio ser. El perfeccionamiento de uno mismo es la base de todo progreso y desarrollo moral.

7. Sería contrario a la naturaleza de las cosas el que produjeran los mismos efectos en estado de desorden y confusión, que organizadas y sistematizadas. Por consiguiente, ha de evitarse siempre el tratamiento superficial de lo más importante subordinándolo a lo que es secundario: jamás hemos de tratar con seriedad lo secundario, anteponiéndolo a lo principal y más importante.


Los Cuatro Libros Clásicos
Confucio
Ediciones B.S.A.