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jueves, 15 de agosto de 2013

Sé Un Niño

No dejes que nada te defina, ni tu pasado, ni tu historia. Ni tus creencias, ni lo que cuentan de ti.

No te identifiques con nada de esto. Sé capaz de crearte y redescubrirte a cada momento. Vence cualquier determinismo. “Escapa”   Ve más allá de cualquier pronóstico y llega a tu verdad. En el fondo nadie te conoce, ni tú mismo.

Te estás conociendo como nuevo a cada experiencia,  aunque existan varias constantes que te sitúan en tu vida. Eres tan nuevo como el día de hoy.

Llega a ti y ve, explora, crea tus fantasías y realízalas, vívelas, viaja por todo el mundo. Vive cualquier experiencia que sospeches  e intuyas que te lleve a ti. Sé hermoso, compasivo, amoroso. Sé cómo un niño. 
Desconócete y vuélvete a conocer. Y de ser necesario, empieza de nuevo. Termina con lo que ya no amas. 

Deja de lado lo que te enferma, dirige tu vida hacia donde va tu corazón e inicia lo que siempre has soñado. Esto es, ¡ponte a vivir!

Pero a vivir de veras y no a arremedar una “vida” donde funcionas desde tus máscaras y jueguitos pendejos de manipulación, víctima o victimario (¡que ganas de joderte la vida!).


Te invito a vivir de primera mano tu vida, y a dejar que los demás vivan la suya.     


Consciencia
Las Enseñanzas del Tío Pancho
Marco Amezcua

miércoles, 7 de agosto de 2013

El Ta-Hio o la Gran Ciencia

1. Los objetivos básicos de la Gran Ciencia o filosofía práctica consisten en el cultivo de la naturaleza racional que todo hombre recibe del cielo, en la educación y renovación de los pueblos, y en la búsqueda del bien supremo o fin último al que debemos dirigir nuestras acciones para alcanzar la perfección.

2. Ante todo es preciso conocer el fin hacia el que debemos dirigir nuestras acciones, es necesario descubrir nuestro destino, para poder tomar la firme determinación de dirigirnos hacia él.Una vez tomada esta determinación, nuestro espíritu se verá libre de toda vacilación e inquietud. En cuanto se haya consolidado esta serenidad y tranquilidad de espíritu gozaremos de una profunda paz interior que ningún acontecimiento podrá alterar. Cuando gocemos de esta paz inalterable, estaremos en condiciones para meditar y para penetrar en la esencia de todas las cosas, habremos alcanzado el estado de perfección que nos habíamos propuesto.

3. Todos los seres de la naturaleza tienen una causa y producen efectos; todas las acciones humanas se fundan en unos motivos y dan lugar a unas consecuencias. El conocimiento de las causas y de los efectos, de los motivos y de las consecuencias, constituyen la raíz del método racional con el que se alcanza la perfección.

    
4. Los antiguos príncipes, que pretendían educar y renovar a todos los pueblos, se esforzaban primero en gobernar con rectitud sus propios reinos. Para gobernar rectamente sus reinos, se aplicaban ante todo en ordenar bien a sus familias. Para ordenar bien a sus familias, procuraban previamente a sí mismos. Para corregirse a sí mismos, ponían un especial cuidado en adornar su alma de todas las virtudes, se esforzaban en conseguir la rectitud y sinceridad de todas sus intenciones. Para lograr que sus intenciones fueran rectas y sinceras, se entregaban con ardor al perfeccionamiento de sus conocimientos morales. Y el máximo perfeccionamiento de los conocimientos morales consiste en penetrar y descubrir los móviles de las acciones.

5. Si alcanzamos un conocimiento claro y profundo de los móviles de las acciones, obtenemos con ello la máxima perfección de nuestros conocimientos morales. Cuando se alcanza la máxima perfección de los conocimientos morales, inmediatamente todas las cosas son rectas y sinceras. Si las intenciones son rectas y sinceras, el alma queda adornada con todas las virtudes. Las virtudes del alma mejorarán y corregirán todo nuestro ser. Si alcanzamos nuestra perfección personal, quedará establecido el orden en nuestra familia. Si la familia está en orden, el reino será rectamente gobernado. Y cuando todos los reinos son bien gobernados, el mundo entero goza de paz y armonía, siendo renovados y educados todos los pueblos.

6. Desde el hombre más noble al más humilde, todos tienen el deber de mejorar y corregir su propio ser. El perfeccionamiento de uno mismo es la base de todo progreso y desarrollo moral.

7. Sería contrario a la naturaleza de las cosas el que produjeran los mismos efectos en estado de desorden y confusión, que organizadas y sistematizadas. Por consiguiente, ha de evitarse siempre el tratamiento superficial de lo más importante subordinándolo a lo que es secundario: jamás hemos de tratar con seriedad lo secundario, anteponiéndolo a lo principal y más importante.


Los Cuatro Libros Clásicos
Confucio
Ediciones B.S.A.

  

viernes, 26 de abril de 2013

Las Crísis de la Vida


Afrontar la propia muerte es la experiencia definitiva en cuanto a sentirse perdido y solo. Pero los encuentros con la mortalidad no son las únicas ocasiones que se nos ofrecen para examinar nuestras almas. Las oportunidades para vivir más de acuerdo con quienes verdaderamente somos se dan en todos los momentos de nuestra vida, aunque es cierto que unas veces se presentan con mayor claridad que otras. De vez en cuando, todos experimentamos apuros para los que no podemos prepararnos completamente, y a menudo estamos dispuestos a conformarnos con el alivio de la tensión. Cuando lo hacemos, lo único que podemos esperar es volver a la vida de costumbre tan pronto como sea posible. Sin embargo, cuando buscamos un arreglo rápido, nos perdemos cualquier aumento que hubiéramos podido obtener en la conciencia de nuestra identidad.
En cambio, si entendemos cada crisis como una encrucijada, tenemos la posibilidad de convertir la perturbación en un punto de opción. La forma en que nos enfrentamos al desarreglo en nuestras vidas puede determinar cambios decisivos, para bien o para mal. En lugar de cavilar sobre la injusticia de lo que nos ha ocurrido, podemos concentrarnos en nuestra libertad; podemos tratar de aprender lo que nuestra crisis tenga que enseñarnos, y elegir entre las opciones que pueda revelar.
Sheldon Kopp
Al Encuentro de una Vida Propia
Editorial Urano